Al igual que en la oscarizada película dirigida por George Roy Hill , Butch Cassidy (Juani) y su compinche The Sundance Kid (un servidor) nos dirigimos hacia el que será nuestro primer objetivo: Lizarrusti Mountain.
La aventura arranca a las 14:30 con un cielo amenazante de lluvia y una temperatra bastante fresca ante lo cual decido abrigarme, Butch no necesita hacerlo ya que está correctamente ataviado.
Las primeras millas las recorremos conversando y confiados en los buenos augurios del Sheriff McDonaldo en lo que a lo meteorológico se refiere. Casi sin darnos cuenta llegamos a Ordy City y tomamos el sendero hacia A Town. A pesar de ser el pueblo más largo de todo el condado no nos tomamos un sólo respiro y siguiendo la estela de Butch en un terreno siempre ascendente comenzamos el asalto a nuestro primer objetivo.
Refrescamos nuestros gaznates y tirando de nuestros sufridos jamelgos iniciamos las primeras estribaciones del alto. Como bien predijo McDonaldo el cielo comienza a despejarse y los rayos de sol se cuelan entre el arbolado mientras seguimos ascendiendo, lo cual agradecemos sobremanera. Tras algo más de veinte minutos llegamos al collado y un fotógrafo apostado en la caseta del alto nos cobra tres dólares a cada uno por un retrato junto al cartel de Lizarrusti Mountain.


Bebemos un poco, descendemos un par de millas y en terreno siempre favorable llegamos a Etcharry, preguntamos a una anciana que pasa junto al Saloon el camino hacia el fuerte de Arbeezoo y siguiendo sus sabias indicaciones nos encaminamos hacia allí. Como auténticos Cowboys con el sol a nuestra espalda ,sin detenernos en el fuerte y tras varias horas cabalgando vemos a lo lejos la ciudad fantasma de U.-Arahill junto a la estación del ferrocarril.
Butch pregunta al conductor de la diligencia por el sendero que lleva a la ciudad fronteriza de San Miguel. Nos acercamos hasta el polvoriento letrero que indica el camino hacia la frontera y tras estudiar el mapa decidimos dejar el asalto a nuestro gran objetivo para otra ocasión a poder ser junto con un par de forajidos más. Orinamos tras unos matorrales y tras volver a montar Butch saca de sus alforjas un poco de alimento que nos ayude a volver a casa.
Llevamos varias horas encima y la fatiga empieza a acumularse,el paisaje es extraordinario, las nubes han desaparecido por completo y el sol brilla en lo alto. Tomamos el mismo camino que nos ha traído hasta aquí para regresar a nuestro hogar. Esta vez en la caseta de Lizarrusti Mountain no está el fotógrafo así que nos libramos de pagar y descendemos rápidamente hasta A Town.
La tarde avanza rápidamente y a la altura de Anoeta Hills un telegrafista entrega un telegrama a Butch, su esposa le reclama urgentemente, afortunadamente estamos llegando a casa y veinte minutos después llegamos sanos y salvos y con nuestro deber cumplido.
La aventura arranca a las 14:30 con un cielo amenazante de lluvia y una temperatra bastante fresca ante lo cual decido abrigarme, Butch no necesita hacerlo ya que está correctamente ataviado.
Las primeras millas las recorremos conversando y confiados en los buenos augurios del Sheriff McDonaldo en lo que a lo meteorológico se refiere. Casi sin darnos cuenta llegamos a Ordy City y tomamos el sendero hacia A Town. A pesar de ser el pueblo más largo de todo el condado no nos tomamos un sólo respiro y siguiendo la estela de Butch en un terreno siempre ascendente comenzamos el asalto a nuestro primer objetivo.
Refrescamos nuestros gaznates y tirando de nuestros sufridos jamelgos iniciamos las primeras estribaciones del alto. Como bien predijo McDonaldo el cielo comienza a despejarse y los rayos de sol se cuelan entre el arbolado mientras seguimos ascendiendo, lo cual agradecemos sobremanera. Tras algo más de veinte minutos llegamos al collado y un fotógrafo apostado en la caseta del alto nos cobra tres dólares a cada uno por un retrato junto al cartel de Lizarrusti Mountain.


Bebemos un poco, descendemos un par de millas y en terreno siempre favorable llegamos a Etcharry, preguntamos a una anciana que pasa junto al Saloon el camino hacia el fuerte de Arbeezoo y siguiendo sus sabias indicaciones nos encaminamos hacia allí. Como auténticos Cowboys con el sol a nuestra espalda ,sin detenernos en el fuerte y tras varias horas cabalgando vemos a lo lejos la ciudad fantasma de U.-Arahill junto a la estación del ferrocarril.
Butch pregunta al conductor de la diligencia por el sendero que lleva a la ciudad fronteriza de San Miguel. Nos acercamos hasta el polvoriento letrero que indica el camino hacia la frontera y tras estudiar el mapa decidimos dejar el asalto a nuestro gran objetivo para otra ocasión a poder ser junto con un par de forajidos más. Orinamos tras unos matorrales y tras volver a montar Butch saca de sus alforjas un poco de alimento que nos ayude a volver a casa.
Llevamos varias horas encima y la fatiga empieza a acumularse,el paisaje es extraordinario, las nubes han desaparecido por completo y el sol brilla en lo alto. Tomamos el mismo camino que nos ha traído hasta aquí para regresar a nuestro hogar. Esta vez en la caseta de Lizarrusti Mountain no está el fotógrafo así que nos libramos de pagar y descendemos rápidamente hasta A Town.
La tarde avanza rápidamente y a la altura de Anoeta Hills un telegrafista entrega un telegrama a Butch, su esposa le reclama urgentemente, afortunadamente estamos llegando a casa y veinte minutos después llegamos sanos y salvos y con nuestro deber cumplido.
Muy bueno el trabajo, estaba en la cocina leyendo el articulo a las 2,10 de la mañana y me estaba riendo. Si te parece pongo las fotos de nuestra gran aventura.
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